Ludwig van Beethoven, biografía

El compositor alemán Ludwig van Beethoven es considerado como uno de los personajes los más importantes de la historia de la música. Compuso toda su vida a pesar de su perdida paulatina de audición y creó obras mayores después de haberse vuelto totalmente sordo.

Infancia de Beethoven en Bonn

Ludwig van Beethoven nació en Bonn, en Alemania, en la fecha supuesta del 16 de diciembre de 1770. En efecto, el único registro existente es el de su bautizo, que tuvo lugar el 17 de diciembre 1770. Según la tradición católica de la época, los niños se bautizaban un día después de su nacimiento. Suponemos por este motivo que su nacimiento tuvo lugar el 16 de diciembre.

Era el mayor de tres niños. Como la mayoría de los músicos del siglo XVIII, provenía de una familia de músicos. Así, su abuelo fue el primero en establecerse en Bonn, al aceptar un puesto de cantante en el coro del arzobispo de Colonia. Su padre, Johann Beethoven, igualmente era cantante y músico. La familia fue más bien próspera hasta la muerte del abuelo, en 1773, y el declive del padre en el alcohol. Este fue el primero en enseñarle el piano y el violín. En un ambiente alcoholizado, despertaba a menudo al joven Ludwig en medio de la noche para que tocara para sus amigos de juerga, debiendo soportar su violencia, cuando se negaba.

Su padre trató de hacer de él un niño prodigio, al igual que Mozart. Por este motivo, el joven Ludwig fue formado por eminentes músicos como Gilles van den Eeden, organista de corte o Franz Rovantini y Tobias Friedrich Pfeiffer. Dió su primer concierto a los 7 años, en 1778. Sin embargo, el éxito de Ludwig llegó más tarde, en la adolescencia.

Desarrollo de Bonn y nuevas oportunidades

Bonn conoció repentinamente un gran cambio. En 1780, José II se volvió el único soverano del Santo Imperio Germánico, nombró a su hermano, Maximiliano Francisco, como sucesor del arzobispo de Colonia. Bajo el reino de Maximiliano, Bonn que era hasta entonces una pequeña ciudad de provincia, se volvió una capital próspera y desbordante de cultura. Dotada de una universidad, su clero tenía poderes moderados y se abrió al renacimiento literario y cultural, con Gotthold Ephraim Lessing, Friedrich Gottlieb Klopstock o el joven Goethe.

Christian Gottlob Neefe, protestante Sajón, fue nombrado como organista y se volvió el profesor de Beethoven. A pesar de ser un músico limitado, Neefe era un hombre de letras con grandes ideales, lo que favoreció a Beethoven. En 1782, Beethoven se volvió asistente de Neefe como organista de corte. Es posible que haya sido gracias a Neefe que Beethoven publicara su primera composición en 1783 : Nueve variaciones sobre una marcha de Dressler. En 1783, fue igualmente nombrado continuista de la Opera de Bonn.

Con diversas actividades, Beethoven se volvió el principal apoyo financiero de su familia y compensaba como podía la pobreza en la cual su padre los fue metiendo con motivo de su alcoholismo. En 1787, Beethoven había progresado tanto que Maximiliano Francis decidió enviarlo a Viena para estudiar con Mozart. Mozart fue muy impresionado por las capacidades de improvización de Beethoven y dijó: « este joven hombre se hará un gran nombre en el mundo». Sin embargo, este viaje fue interrumpido por el anuncio de la muerte de su madre. El padre, Johann, murió en 1792.

Años en Viena

Antes de que Beethoven se trasladara de Bonn, había adquirido una buena reputación como pianista en el noroeste de Alemania. Mozart había sido uno de los mejores improvizadores de su tiempo pero Beethoven lo sobrepasaba ampliamente. Su juego, extremadamente conmovedor transportaba al auditorio y fue, por este motivo admitido por la aristocracia vienesa desde su llegada. Waldstein había preparado su llegada calificándole de sucesor de Mozart. Y naturalmente, los fieles partisanos de Mozart lo contrataron: el Baron Gottfried van Swieten y el Príncipe Karl von Lichnowsky. En los años 1790, la música ocupaba un lugar creciente en la aristocracia vienesa, muy culta, y muchos de estos aristócratas igualmente eran unos músicos de un nivel más que digno.

Beethoven se fue a Viena con la finalidad de estudiar con Haydn. Pero tenía numerosas dificultades técnicas que sobrepasar y a pesar de una relación que siempre se mantuvo cordial, la enseñanza de Haydn no le convenía totalmente. Por este motivo, empezó a estudiar con otros músicos en secreto. Se le acercó a Johann Georg Albrechtsberger, organista de la catedral San Martín. Después, estudió la composición vocal con Antonio Salieri, Kappellmeister imperial.

Pérdida de financiamiento

En 1794, Beethoven perdió sus fuentes de ingresos. Por ello, no se precupó ya que el Príncipe Lichnowsky lo alojaba gratuitamente y lograba vivir de sus clases y conciertos. IHizo su primera aparición pública el año siguiente interpretando su concierto N.2 (op.19) y un concierto de Mozart. Sus trios para piano, violín y violonchelo fueron publicados y tuvieron una buena aceptación de los aristócratas locales. Los tres años siguientes, se fue varias veces de gira a Berlín y a Praga.

En 1800, dió un gran concierto público, en el cual interpretó uno de sus conciertos para piano (op.20), así como su primera sinfonía y unas obras de Haydn y Mozart. Este evento contribuyó en gran medida a su renombre a nivel internacional.

El principio del siglo XIX concluyó el primer período musical de Beethoven. Durante este período, su obra se mantuvo en los límites de la técnica y de las ideas propias al siglo XVIII. La mayoría de sus obras eran escritas para piano solo o para piano y otros instrumentos, con algunas excepciones como el trio de cuerdas, op.3, los tres trios de cuerdas, op.9, les 6 cuartetos de cuerdas, op.18, o su primera sinfonía. Sin embargo, seguía siendo, todavía un compositor de obras para piano.

Severos problemas de audición

El problema de audición de Beethoven marcó un giro en su vida. Los primeros síntomas habían aparecido antes de 1800, pero hasta entonces, su vida no había cambiado. Seguía tocando como pinaista para la nobleza ya sea solo o con virtuosos invitados como fue el caso cuando tocó con el violinista George Bridgetower. Pero en 1802, tuvo que admitir la cruda realidad, su enfermedad era permanente y progresiva.

Testamento de Heiligenstadt

En el transcurso de un verano, les escribió a sus hermanos Karl et Johann en un documento llamado el testamento de Heiligenstadt :

« Para mis hermanos Karl y Johann: Vosotros, que pensáis que soy un ser odioso, obstinado, misántropo, o que me hacéis pasar por tal, ¡qué injustos sois! Ignoráis la secreta razón de lo que así os parece. Desde la infancia mi corazón y mi espíritu se inclinaban a la bondad y a los tiernos sentimientos aún cuando estaba siempre dispuesto a acometer grandes actos; pero pensad tan sólo que desde hace casi seis años he sido golpeado por un mal pernicioso que médicos incapaces han agravado.

Decepcionado de año en año, en la esperanza de una mejoría, forzado a terminar considerando la eventualidad de una larga enfermedad, cuya curación, de ser posible, exigiría años; nacido con un carácter ardiente y activo, inducido a las distracciones de la vida social, he debido muy pronto aislarme, vivir lejos del mundo, en solitario. A veces creía poder sobrellevar todo esto. ¡Oh!, como he sido entonces cruelmente llevado a renovar la triste experiencia de no oír más. Y, sin embargo, no me era posible decir a los hombres: Hablad más fuerte, gritad, porque soy sordo.»

Su desesperanza era tan grande que hasta consideró suicidarse. A partir de allí, su carrera como virtuoso fue comprometida. Aunque se volvió totalmente sordo a partir de 1819, su interpretación degeneró. Siguió apareciendo en público de forma ocasional, pero se dedicaba ante todo a la composición. Pasaba mucho tiempo en el campo, en las afueras de Viena, donde daba grandes paseos inspiradores de numerosas ideas que anotaba en sus cuadernos de trabajo.

Cuadernos de trabajo

Estos cuadernos, de los cuales un buen número nos llegó, nos permiten entender mejor los métodos de trabajo del compositor. Por ejemplo, en ellos, aprendemos que la mayoría de sus obras partieron de ideas insignificantes que supo fructificar o que trabajaba en varias obras a la vez, sin apresurarse para terminarlas. Por ejemplo, los primeros borradores de la quinta sinfonía fueron escritos en 1804 y la obra completada en 1808. En algunas ocasiones, acompañaba sus borradores con comentarios escritos, que probablemente le servían de recordatorio.

En la tercera sinfonía, dejó varios compases en blanco, agregando que el valor rítmico había precedido la melodía en su mente. También construyó obras sin indicar más que una línea melódica y otra de bajo con la finalidad de establecer una continuidad. En sus obras las más tardías, sin embargo, su proceso de borrador fue mucho más complejo, con numerosas modificaciones. Conservaba estos cuadernos, con la finalidad de explotarlos más adelante para nuevos proyectos de composición.

Beethoven y la ópera

En los años siguientes, incursionó en la ópera. En 1801, compuso Las criaturas de Prometeo. Se le encargó una ópera dos años más tarde, cuyo libretista sería Emmanuel Schikadener, autor del libreto de la Flauta mágica de Mozart, pero el proyecto abortó, para inmenso alivio de Beethoven que no apreciaba mucho los versos que le había propuesto.

En 1804, Beethoven terminó su tercera sinfonía, considerada por la mayoría de los musicólogos como un hito significativo en la carrera del compositor. La obra se le iba a dedicar a Napoleón, ya que Beethoven sentía una gran admiración por él. Al enterarse de su auto proclamación como Emperador, Beethoven fue indignado puesto que valoraba mucho las ideas republicanas. A consecuencia, cambió el título de la obra por Eroica y agregó « en recuerdo de un gran hombre». De allí, Beethoven encadenó composiciones mayores : la Sonata para piano de Waldstein, op.53, la Sonata para piano en fa Menor, op.57, conocida como Appassionata; El Concierto para piano n ° 4 en sol Mayor, op.58; Los tres Cuatetos Razumovsky, Op.59; La cuarta sinfonía, op.60; El Concierto para violín, op.61.

Fidelio

Fidelio de BeethovenDurante este período, compusó su única ópera, Fidelio, encargada para la temporada 1805. La obra trata de una mujer que debe disfrazarse de hombre para salvar a su marido, encarcelado por motivos políticos. En un pincipio, Fidelio no se llevó el éxito esperado por motivo, entre otros de la ocupación de Viena por las tropas francesas después de la batalla de Austerlitz. Lograron convencer a Beethoven, con dificultades, de modificar su obra para la primavera siguiente. Aquella versión fue presentada dos veces, pero Beethoven tuvo conflictos con la dirección y terminó retirando su obra de la ópera. Fidelio regresó en el escenario vienés unos ocho años más tarde después de haber sido revisada de nuevo por Beethoven y haber contratado otro libretista. Fidelio se volvió uno de los clásicos de la ópera alemana. Adjunto, el primer cartel de Fidelio.

Un compositor reconocido

Durante todo este período, Beethoven había logrado subsistir sin ocupar puesto oficial alguno. Su fama como compositor se consolidaba día con día, en Austría como en el extranjero. La más exigente y reconocida revista musical basada en Leipzig y llamada Allgemeine musikalische Zeitung, no dejaba de elogiar su trabajo. Gracias a ello y a pesar de la inexistencia de derechos de autor que le pudieran haber asegurado unas rentas, Beethoven logró asegurar ingresos más cómodos que otros compositores como Mozart o Haydn.

Por otro lado, Austría estaba en guerra con Francia, lo que podría haber generado un entorno desfavorable por las restricciones en vigor en estas circunstancias. Pero para Beethoven, no fue el caso y logró montar sus obras, más ambiciosas las unas que las otras, entre otros gracias a la generosidad del Príncipe Lichnowsky que le attribuyó una renta anual de 600 florines.

Otros le pagaban generosamente por una dedicatoria, como lo hizo el Conde Graf con Oppersdorf por la cuarta sinfonía. Además, contaba entre sus alumnos al hermano el más joven del Emperador, el archiduque Rudolf. Desde un punto de vista financiero, Beethoven no estaba en dificultad.

Sin embargo, con motivo de su sordera y de su desconfianza natural, sus relaciones con los músicos vieneses se degradaban cada vez más.

En 1808, durante un concierto, Beethoven tuvo una pelea tan grave que consideró abandonar definitivamente la ciudad de Viena. La amenaza de su partida fue suficiente para que el archiduque Rudolf, el Príncipe Lobkowitz y el Príncipe Kinsky se reunieran para ofrecerle una renta de 4000 florines para que se quedara en Viena componiendo. Este acuerdo fue mantenido hasta la muerte de Beethoven.

Vida privada de Beethoven

Alrededor de 1800, el compositor empezó a considerar casarse. En 1801, se refiere, en unas cartas dirigidas a su amigo Wegeler a « una dulce amiga querida que quiero y que me quiere». Según los historiadores, se podría tratar de la Condesa Giuletta Guicciardi, que fue su alumna de piano. Fue a Giulietta que dedicó la sonata para piano, op.27, mejor conocida como« Sonata claro de luna». Pero la condesa se terminó casando con el Graf von Gallenberg en 1803.

Sin embargo, le pidió matrimonio a su prima Josefina, cuyo marido, mayor, Graf von Deym murió en 1804. Pero esta propuesta no se concretó. Sin duda por la indecisón de Beethoven agravada por la presión ejercida por la familia de Josefina. Le hizo por fin una última propuesta de matrimonio a Teresa Malfatti, hija de uno de los médicos que no tuvo más resultado que las precedentes. Beethoven se quedó soltero.

La amada inmortal

En la vida personal del compositor, persiste un hecho perturbador. Cuando murió, encontramos encerradas en sus cajones, tres cartas escritas y jamás enviadas, dirigadas « a mi amada inmortal». Estas cartas son llenas de poesía y de sentimientos y contienen igualmente hechos más insignificantes, lo que permite pensar que no se trató de un mero ejercicio literario, sino de cartas reales. El mes y el día de la semana estan indicados, pero no el año. Según Maynard Salomon, la escritura de estas cartas podría remontar a 1811-1812. Para él, la amada sería Antonieta Brentano, vienesa casada a un comerciante y pariente de Beethoven. Estas cartas alimentaron numerosas teorías e inspiraron una película, titulada, la amada inmortal.

Ultimos años

Con el principio del reino del Príncipe Klemens von Metternich y el período llamado Biedermeier, marcado por una simplicidad en el arte, inicia el tercer y último período de Beethoven. Por su sordera, se isolaba cada vez más y componía menos obras. Las obras escritas entre 1815 y 1827 no presentaban más que una proporción reducida del total de sus obras. Sin embargo, son más ricas e intensas y sobrepasan por mucho todo lo que había compuesto hasta entonces.

En este época, fue contactado por la London Philharmonic Society. En efecto, en 1815, el alumno de Beethoven, Ferdinando Ries se instaló en Londres. Se volvió uno de los miembros fundadores de la Philharmonic society. A consecuencia, los brítanicos amantes de música empezaron a interesarse en las obras de Beethoven. A pesar de algunas diferencias, la sociedad Filarmónica nunca se desinteresó de la obra de Beethoven. Se piensa que tuvo ciertamente un papel importante en la genesis de la novena sinfonía. De hecho, sus archivos contienen una versión dedicada del primer movimiento de la novena. Sin embargo, la première de la obra no fue dada en Londres sino en Viena. La primera edición de la sinfonía fue dedicada a Frederick William III, Rey de Prusia.

Custodia de Karl

En 1815, las perspectivas de viaje en el extranjero de Beethoven fueron interrumpidas por el anuncio de la muerte de su hermano Caspar Anton Karl. Karl dejó a su viuda y a su hijo, igualmente llamado Karl, de nueve años. Beethoven fue nombrado por testamento tutor del niño con la madre. Pero, irritado por la moralidad dudosa de esta mujer, pidió su custodia exclusiva. Terminó ganando después de tres años de litigio. Sin embargo, la relación entre Beethoven y su sobrino fue confictiva. En 1826, mientras Karl estaba a punto de pasar su examen de entrada en la universidad, trató de suicidarse. Bajo los consejos de unos amigos, Beethoven decidió lanzar a Karl en una carrera militar que parece haberle ayudado.

Las principales obras del final de la vida de Beethoven empezaron por el revolucionario ciclo An die ferne Geliebte. También compuso « a la distante amada » que pudo heber tenido una relación con la amada inmortal. Después siguieron las dos sonatas para violonchelo, op.102, la sonata para piano, op.101. También compuso la sonata para piano en si bemol mayor, op.106, conocida como Hammerklavier. Más adelante, el compositor regresó a los borradores de la novena sinfonía. Pero tuvo que interrumpir su trabajo para componer una misa solemne para la nominación del archiduque Rudolf. A pesar de un retraso, logró terminar Missa Solemnis.

Novena sinfonía y último encargo

La novena sinfonía empezaba a tomar forma. Se terminó e interpretó por primera vez en 1824 en el teatro Kärntnertor. El compositor dirigió el mismo la primera de la sinfonía. Por su sordera, no percibió los aplausos del público hasta que uno de los solistas le volteó frente al público. La novena sinfonía fue la última gran obra de Beethoven.

1823 fue el año de su último encargo. El príncipe Knyaz Nikolas Golitsyn le ofreció 150 ducados para tres cuartetos para cuerdas. Compuso seis, entre otros, el cuarteto de cuerdas en do sostenido menor, op.131, durante la tentativa de suicidio de Karl. El Barón Joseph Freiherr von Stutterhein, oficial militar apoyo incindicionalmente a Karl. Después del triste evento, Beethoven le dedicó este opus.

Beethoven pasó el verano 1823 en la propiedad de su hermano Nikolaus Johann. A su regreso a Viena, le dió neumonía de la cual jamás se restableció del todo. Se quedó en la cama y según los historiadores, murió de una cirrosis del higado el 26 de marzo 1827. Su funeral tuvo lugar a los tres días, teniendo una asistencia de 20000 personas.

Imagen destacada, foto de la estatua de Hugo Hagen, wikipedia. En el texto, primer cartel de Fidelio,

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